A principios de este año se publicaron los resultados del primer estudio científico sobre parejas y viajes. Revelan que el 77% de las personas que viajan se sienten más realizadas en su vida sexual, frente al 63% de las parejas que no viajan. Además, el 56% de las parejas piensa que es la forma de permanecer enamorado.
Cuando se trata de amor, siempre estamos buscando una varita mágica e incluso si solo hace una diferencia del 14 %, sería una pena pasar por alto ese 14 %. Algunos no ven el sentido de eso “¿por qué irse, cuando puedes quedarte tranquilamente en casa para descansar? » mientras que para otros es una auténtica pasión «nada más llegar ya estábamos pensando en el próximo viaje que íbamos a hacer ». Debo admitir que entre todas las parejas que conozco, las que viajan parecen ser las más realizadas y las que nunca se aburren juntas.
Los beneficios de viajar en pareja se pueden explicar de varias maneras:
Un proyecto común: Organizar un viaje aún requiere pensarlo con un poco de anticipación. No se trata solo de girar el planisferio y colocar el dedo al azar para saber tu destino. Por supuesto, podemos ir allí en modo «aventurero»: elegimos el destino en el último momento y veremos el resto en el acto, pero la mayoría de las veces planeamos cosas. Qué vamos a hacer ? ¿Qué vamos a visitar? ¿Qué tipo de fórmula vamos a tomar? ¿En qué hotel? Esto todavía requiere que la pareja se consulte para cada decisión y, sobre todo, para planificar. Tener un proyecto común fortalece los lazos de pareja.
Rompe con la rutina: Vayas donde vayas, ya sea la India o en Nueva York, el viaje que vas a realizar te permite desconectar de tu vida cotidiana. Descubres nuevos paisajes, a veces una nueva forma de vida, especialidades locales… Todo lo que verás/harás será nuevo para ti. Puede ser un poco exótico, pero te vuelves a conectar con la maravilla. Estás atento a lo que te rodea y por extensión a tu otra mitad. Qué mejor forma de acabar con la rutina en una relación.
Un marco propicio para el acercamiento físico: Cuando estás de vacaciones, tienes más tiempo y sin obligaciones, por lo que es el cóctel perfecto para relajarte con tu pareja. Este bienestar no solo se siente físicamente, sino también mentalmente, ya que fuera del trabajo, no tenemos nada más en lo que pensar excepto en el momento presente. Naturalmente, la pasión vuelve .
Confiar uno en el otro: Cuando estás lejos de todo, cuando ya no te orientas, es posible que te encuentres con algunas dificultades: el idioma, la orientación… En este caso, tienes que arreglártelas bien y es en esta situación que despertará el equipo que formes con tu pareja: tendrán que confiar el uno en el otro de acuerdo con sus habilidades, ayudarse mutuamente, ser indulgentes si el otro está equivocado (después de todo, ambos están en el mismo barco), pero también aprender a comprometerse si sus opciones divergen. Pero qué orgullo cuando te das cuenta de que saliste como un chef y que el clima de las vacaciones te permitió resolver cada dificultad con una sonrisa. Es alentador para la vuelta a la vida cotidiana, ¿no crees?
Recuerdos para los días de lluvia: Las vacaciones son agradables, pero no duran para siempre. A menudo es 1 semana o 15 días al año, ¡a veces un fin de semana aquí y allá! La vuelta a la vida normal a veces es dura, pero sin embargo estos momentos son útiles para cuando surgen las dificultades del día a día. Solo recuerda los buenos momentos que compartieron juntos para encontrar la paz. Y si sientes que las tensiones aumentan, tal vez sea hora de tomar unas vacaciones, ¿no?
Con toda sinceridad: ¿Quién volvió a casa de un viaje refunfuñando y diciendo que apestaba? Aunque algunos viajes sean mejores que otros, el momento que comparten juntos siempre es único y privilegiado. Entonces, ¿por qué privarse de tal felicidad?
Foto de Manuel Meurisse